domingo, 6 de septiembre de 2009

ENCUENTROS


El juego de la tentativa me enfrenta a un vasto campo, a un horizonte de grietas, laberintos, interferencias, espacios interiores y exteriores, diálogos, lecturas y escrituras. “El mundo es un texto”, escribió Merleau-Ponty. Y en ese texto complejo, escurridizo, múltiple, unitario, paradójico, contradictorio, los seres humanos tienen su morada, los seres humanos habitan, hablan, leen, y escriben. El juego de la tentativa parte de premisas heredadas de zonas del texto que han dejado huellas indelebles, que han abierto brechas en la telaraña misma de la brecha, que viajan en el equipaje de las nuevas exploraciones, que forman parte de la propia autobiografía, es decir, de la propia filosofía. “Yo pienso con mi lapicera –escribió Wittgenstein-. Lo sé porque frecuentemente mi cabeza desconoce aquello que mi mano está escribiendo”. ¿Sistemas, pues, independientes? ¿Pluralidad de sentidos de la escritura vedados al habla al ser ésta prisionera de la temporalidad irreversible del sonido? ¿Experiencias no lineales, en busca de sentido? ¿Estructuras en abismo? Una única interpretación, denegada, por las “máquinas de leer” humanas. ¡Quién sabe! Pero el juego de la tentativa apunta en esta dirección y nos invita a seguir este camino. Nada nuevo, por otra parte; ninguna novedad que nos asombre. Encuentros. Borges y Derrida. O Derrida y Borges. Uno puede imaginar la conversación, quizás llevada a cabo en el aeropuerto de Ithaca, de retorno de una conferencia en la Universidad de Cornell, de vuelta a New York. O uno puede imaginar la conversación en el texto, es decir, en cualquier lugar del mundo. Imagino a Derrida venciendo su timidez y presentándose como un lector y admirador del argentino. Al parecer, Borges tenía la costumbre de declarar su ignorancia sobre la obra de sus interlocutores. Quizás Derrida le hizo la siguiente confesión a Borges: “Me gustaría escribir con unas formas o unas experiencias de la lengua, de la frase o de la puesta en el texto con las que sueño desde hace tiempo y que nunca he podido poner a prueba ya sea por desfallecimiento o impotencia personal, ya porque, al ceder demasiado a otras urgencias precisamente, he retrasado el momento de encerrarme con ese experimento de escritura. Pensar y escribir, hacer que, por medio del pensamiento y de la escritura, llegue algo que hasta ahora se ha anunciado quizás pero jamás se ha mostrado como tal”. Y tal vez Borges, después de escuchar atentamente, y recurriendo a su prodigiosa memoria, contestara a Derrida con unas líneas exactas de “El informe de Brodie”: “La palabra nrz, por ejemplo, sugiere la dispersión o las manchas; puede significar el cielo estrellado, un leopardo, una bandada de aves, la viruela, lo salpicado, el acto de desparramar o la fuga que sigue a la derrota. Hrl, en cambio, indica lo apretado o lo denso; puede significar la tribu, un tronco, una piedra, un montón de piedras, el hecho de apilarlas, el congreso de los cuatro hechiceros, la unión carnal y un bosque. Pronunciada de otra manera o con otros visajes, cada palabra puede tener un sentido contrario. No nos maravillemos en exceso; en nuestra lengua, el verbo to cleave vale por hendir y adherir. Por supuesto, no hay oraciones, ni siquiera frases truncas”. El juego de la tentativa también permite imaginar encuentros, diálogos, alterar la metáfora de la propia historia, alterar la historia de la propia metáfora. La versión del maestro se superpone a la del alumno dejando entrever un olvido que regresa con la fuerza de un tornado. Aún puedo recordar la biblioteca y extraviarme, de nuevo, en el viejo jardín de los senderos que se bifurcan. En el fondo, y dejando de lado el ejemplo, todo es posible en el mundo, es decir, en el texto.

2 comentarios:

María dijo...

Lo sé, lo sé, he tardado. Pero estabas entre mis intenciones, indudablemente. Te leeré. Ya sabes que me gusta. Hoy no. Ojos que se cierran, boca que se abre. Es la hora de las brujas y más tarde todavía. Un abrazo Enrique .~)

Enrique Bustamante dijo...

Hola, María, sí que has tardado sí. Un largo y curvo camino, imagino. Bueno, bienvenida. Ya me contaras, y nos contaremos. Un abrazo.