domingo, 27 de septiembre de 2009

DEISCRIZIONE


Yo soy el texto, el lenguaje, el acontecimiento. Alguien escribió sobre mí los signos y luego trató de descifrarlos. Me otorgó la existencia y la categoría de inscripción, de interpretación, de mensaje. Y dejó mis ojos abiertos para que pudiera leer, y escribir, e interpretar el mundo. Y unirme a mí mismo, y a mi gesto, en un solo gesto. ¿Sabes, acaso, qué significa mi insistencia? Puedes leerlo con facilidad; está delante de ti, a escasos metros. ¿Sabes, acaso, qué significa mi prudencia? Un juego de lenguaje entre otros juegos. O, ahora que hablamos de Derrida: una palanca de intervención activa. Al deconstruir el acontecimiento no encontrarás más que materia para nuevas deconstrucciones. Tendrás que arañar mi piel, los signos, y debajo de esa piel, y de esos signos, aparecerán estratos, sedimentos, piel regenerada que guarda también su secreto, signos dibujados por la misma mano que dibujó los primeros signos. ¿Y el lenguaje? ¿Cuándo deja de ser simple horizonte de pensamiento? ¿Cuándo pierde su carácter constituyente para convertirse en objeto constituido? “La lengua viviente –escribe Rocco Ronchi, en La verdad en el espejo- en cuyo flujo estamos inmersos en una identificación pretemática, se convierte gracias a esta reflexión en objeto a disposición de una mirada desencarnada, extra-lingüística, es decir, se transforma en aquel ‘juego’ del que hablaba Wittgenstein para el que el filósofo, como un explorador en tierra extranjera, quiere fijar una lista de reglas. Para una adecuada comprensión de la frase-guía de Wittgenstein es esencial el inciso: ‘al menos nosotros los llamamos juegos’; la lengua se convierte en juego, ‘lenguaje’, a la luz de esta transformación”. ¿Y la verdad, y el valor de la verdad misma, qué papel asume en todo este asunto? “Interpretación –añade Ronchi-, una palabra en absoluto inofensiva desde el momento en que expresa, para el filósofo alemán (Nietzsche) la esencia misma de la vida en cuanto injustificada voluntad de poder. Interpretar es, en efecto, adueñarse mediante violencia de un sistema preexistente y, al ponerlo de relieve, imponerle una dirección, plegarlo a una voluntad nueva y hacerlo entrar en otro juego”. Signos, estratos, sedimentos: una palanca de intervención activa. Un juego de lenguaje entre otros juegos.

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