domingo, 13 de septiembre de 2009

APRENDIENDO DEL POP


A lo largo del viaje imaginario, elijo los espacios para una mitología del presente que me permite seguir imaginando. Me es completamente indiferente que mi ciudad exista o no exista, que yo esté pensando en un salto vertiginoso hacia adelante, que yo visite zonas que aún no he visitado, pero que me sé completamente de memoria, que puedo describir sin esfuerzo como la palma de mi mano. Sabiduría pop donde la filosofía permanece aparentemente al margen, pero donde su influencia se deja entrever en la necesidad acuciante de comprenderse a sí mismo. Nadie confía en sus fuerzas hasta que desafía el protocolo, la buena educación, las buenas formas. Y la dicotomía “hecho” y “valor” es aún un tema pendiente. De momento, “disolver” en lugar de “deconstruir”, claridad en lugar de laberinto, para entender el mundo. Masco chicle, y escucho a Nick Drake, y escupo maldiciendo cuando me miro, insolente, en el espejo. Y luego me peino orgulloso como los músicos que escriben los poemas que no figuran en los libros. Rastros de Carmín, que diría Greil Marcus. Una brecha generacional, cultural, a pesar de que no existe apenas diferencia de años. Y el descubrimiento de que Ralph Waldo Emerson sabía a la perfección que “las costumbres que están agotadas o que pueden estarlo, o los hechos que se estabilizan no pueden contener todo lo que es cierto de esta brava mansión donde está alojado el hombre, y en la cual todas sus facultades hallan ejercicio apropiado e infinito”. Denise Scott Brown, Aprendiendo del pop: “Las Vegas, Los Ángeles, Levittown, los marchosos solteros de Westheimer Strip, los complejos de campos de golf, los clubes náuticos, Co-op City, los decorados domésticos de las telenovelas, los anuncios de televisión y los de las revistas de gran tirada, las vallas publicitarias y la Ruta 66 son la fuente para un cambio en la sensibilidad arquitectónica. Las nuevas fuentes se buscan cuando las viejas formas se vuelven caducas y la salida no está clara. Si los arquitectos de estilo no producen lo que la gente quiere o necesita, ¿quién lo está haciendo y que podemos aprender de ellos?”. Si no golpeas con fuerza, encima de la mesa, nadie va a hacerte caso. Que tu sensibilidad por el ser humano no se pierda en disquisiciones estúpidas. Vivo dónde y cuándo quiero, a lo largo del viaje imaginario. Una mujer, de sensibilidad extrema, tiene la piel tatuada con el secreto infinito de todas las caricias. Una ciudad es un juego donde sólo los audaces sobreviven. Un hombre se asoma a la ventana, fuma en silencio, acaricia las alas de un insecto, y contempla la noche.

2 comentarios:

pini dijo...

"Una mujer, de sensibilidad extrema, tiene la piel tatuada con el secreto infinito de todas las caricias"
MARAVILLOSA IMAGEN!

Enrique Bustamante dijo...

Una imagen como ésta es el producto de la memoria. Una mujer que puede ser todas las mujeres de tu vida, o una mujer en concreto. Me alegro de encontrarte aquí, pini, un abrazo.