martes, 6 de enero de 2009

GRAFFITI


Así, con la punta afilada de una navaja o con una tiza blanca; sobre el viejo muro del recuerdo, en la penumbra, o en la negra superficie de la nada. Y son ochenta mundos para dar la vuelta al día, para hacerlo habitable, pero nadie nos salvará del fuego. Y son temibles los símbolos que hacen posible el hechizo, el encantamiento, y nadie impedirá que nos quememos. Ahí, en el yeso, en el cemento, se encuentra el advenimiento de un deseo. Y el límite, y el corazón, y unas letras, que liberan de lo oculto este secreto. Son los signos nocturnos que fotografió Gyula Halász, Brassaï, el “ojo de París”, como lo llamó su amigo Henry Miller; son los signos de la noche que muestran el semblante del amor, de lo prohibido, de la magia, y de la muerte. Porque los graffiti que Brassaï fotografió a mediados del siglo XX, en las calles de París, son como la memoria de una comunidad de sombras que escribe en las paredes de una ciudad extraña. Porque los graffiti que uno traza, o graba, o araña, en lo más profundo de su alma, son la escritura de un sueño que se niega a la condena del que calla. “Grabar nuestro nombre –escribió Brassaï-, el nombre de nuestro amor o una fecha en la pared de un edificio es un tipo de vandalismo que no puede explicarse únicamente como fruto de impulsos destructivos. Veo en él, más bien, el instinto de supervivencia de todos aquellos que no pueden erigir pirámides o catedrales para perpetuar su nombre. Son varios los instantes en que percibimos el flujo de la vida latiendo con una emoción tan intensa que necesite inscribirse eternamente en una piedra, una pared, o en la corteza de un árbol”. Toi, et moi, et nous... Así, con la punta afilada de una navaja o con una tiza blanca; sobre el viejo muro del recuerdo, en la penumbra, o en la dura superficie de la vida. Y son ochenta mundos para dar la vuelta al día, para hacerlo visible, pero nadie nos salvará del signo. Y son hermosos los símbolos que hacen posible el hechizo, el deseo, la promesa, y nadie impedirá que sean nuestros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

sutil, perfecto, inmaculado.
una vez un hombre dijo, al pasar, mientras una enamorada besaba a su hombre, "el amor tiene cara de mujer". De haberte leído, probablemente hubiera ampliado el concepto.
En día de reyes, te deseo todos los amores, todos los gozos, todo. Son tres Reyes y Magos, creo que pueden cargar con mi pedido, y además dejarte en un cofre de mesa de luz, algo de felicidad, sólo para cuando el amor te parezca insuficiente.

María de Herem dijo...

Hermoso. Intenso. Arrebatador.