lunes, 21 de julio de 2008

CRUCE DE CAMINOS

Cuando intenté explicarme a mí mismo de qué trataba esto, no encontré una explicación coherente. Tenía la sensación de estar comenzando algo, algo nuevo, pero tampoco podía precisar su contenido. Sentía que algo tiraba de mí con fuerza, hacia afuera, pero era incapaz de identificar ese impulso, ese empuje capaz de desvelarme, ese afán crepuscular que me obligaba a mirar hacia la calle, al cruce de caminos, y preguntar por el nombre de las cosas. Cuando intenté regresar a mí mismo note que todo había cambiado. Anoche soñé que la tradición le hacía un guiño absurdo a todas las variantes del desastre. Y que si alguien conversaba a mi lado yo debía permanecer atento. También soñé que las cosas se evaporaban en un espejismo de imágenes que no gozaba de ningún significado oculto. Había que acostumbrarse a ellas, porque era toda la conformidad y toda la verdad que se ocultaba en el sueño. Cuando intenté explicarme el sueño, noté que la luz se demoraba. Al poco, una pequeña hendidura se abrió paso a través de las tinieblas del cuarto. Cuando intenté explicarme a mí mismo de qué trataba todo esto, no encontré una explicación coherente. Pero entendí que así se movía el mundo y que así comienzan las historias. El bardo, en la emisora, mientras tanto, reclamaba con insistencia: y ¿no sabes ninguna canción feliz?, me preguntaba, ¿no sabes cómo diablos cantarla?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

toda tu obra es siempre un éxito anticipado.
los títulos cambian, mi cargo de secretaria-admiradora permanece (no me saques la silla porque caigo al vacío).

mis mejores deseos en este cruce de caminos.
un abrazo.

María de Herem dijo...

Yo sí:

Mieles orbes,
Bienes canto a meu amor
Loca aria corazón.

Y el ritmo el de un canon renacentista que me aprendí en la infancia.

Y como era eso, un canon y aquí estaba yo sola... le pedí ayuda a la MacKennitt de la Ancient Muse

http://es.youtube.com/watch?v=9uiajcXsK1M