Ya nadie toma el té con Daseitz Suzuki
ni lee los haikus de Jack Kerouac.
México City Blues: un agujero negro,
inmenso, en el centro de la galaxia.
Si consigo que se ría
-me digo-
estaré curado;
un hombre, que no hace reír
a una mujer, está perdido.
¿Qué fue lo que extravié en La Recoleta
que ella me gusta tanto?
¿Qué fue lo que escribió en mi cuerpo
que me dejó marcado?
Alberto viajó hasta Pekín
para expiar sus pecados
sin comprender que éstos
son el fruto del olvido.
Irene quiere comprarme visillos;
tiene memoria de un pez
y estrategia de una mantis.
“Una bala en la cabeza
-le digo a un tonto borracho,
con el que hablo borracho-;
una bala en la cabeza:
en Buenos Aires debieron matarme”.
ni lee los haikus de Jack Kerouac.
México City Blues: un agujero negro,
inmenso, en el centro de la galaxia.
Si consigo que se ría
-me digo-
estaré curado;
un hombre, que no hace reír
a una mujer, está perdido.
¿Qué fue lo que extravié en La Recoleta
que ella me gusta tanto?
¿Qué fue lo que escribió en mi cuerpo
que me dejó marcado?
Alberto viajó hasta Pekín
para expiar sus pecados
sin comprender que éstos
son el fruto del olvido.
Irene quiere comprarme visillos;
tiene memoria de un pez
y estrategia de una mantis.
“Una bala en la cabeza
-le digo a un tonto borracho,
con el que hablo borracho-;
una bala en la cabeza:
en Buenos Aires debieron matarme”.
1 comentario:
La poesía, el lenguaje de lo cobijado para el alma. Me gusta.
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